El Frente Renovador emitió un comunicado advirtiendo sobre la ola de despidos que se registraron en los últimos días en el sector privado y calificaron la situación como desesperante. “Las PyMES en Argentina están en terapia intensiva y el ministro Caputo es el único responsable”.
FV, la empresa de grifería más grande del país, esta semana suspendió a más de 1000 empleados. El hipermercado Changomás despidió a más de 150 trabajadores de 8 sucursales alrededor del país. Además, la misma situación se atraviesa en Whirlpool, donde 60 empleados fueron despidos de su planta de Pilar por la caída abrupta en ventas. A su vez, Fate, la fábrica de neumáticos arrojó al mercado laboral a casi un centenar de trabajadores como consecuencia de la pérdida de competitividad exportadora.
El deterioro del poder adquisitivo de los argentinos repercute directamente en la disminución de compra, y como resultado hay fábricas con apagones, máquinas sin funcionar y miles de trabajadores suspendidos y despedidos. A partir de los datos brindados por la propia Secretaria de Trabajo de la Nación, desde el comienzo de la era Milei ya hay 150.000 puestos de trabajo menos y una pérdida de 94.000 empleos en el sector privado.
A partir de los datos brindados por INDEC sobre la utilización de la capacidad instalada en la industria, esta utilizó el 53,4% de su capacidad instalada durante marzo de 2024. Ante ello, el ex ministro de Producción, José Ignacio “Vasco” de Mendiguren, remarcó en su cuenta de X: “La mitad de la industria del país está parada. Con respecto a hace un año, es una caída de 14 puntos porcentuales. Una tragedia para la producción y el trabajo argentinos”.
El ex Secretario de Finanzas, Eduardo Setti, señaló: “el gobierno define a la recesión como remedio de la inflación. La principal consecuencia de la recesión es tener salarios sin ajuste por inflación, deteriorando el poder adquisitivo de los trabajadores. Además, los empresarios al no poder encontrar horizonte de recuperación empiezan a despedir ante la poca demanda de sus productos”.
En la misma línea, el economista Setti destacó: “No hay incentivos del sector público ni privado local como para motorizar una recuperación en “V” y considero que la puesta del actual gobierno está enfocada en el sector externo, que por el momento no da señales de invertir en la economía real de Argentina”.
Según proyecciones basadas en la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), desde las elecciones, el empleo registrado, que venía recuperándose tras la pandemia, se contrajo en casi 40.000 puestos formales. Además, se estima que este año se perderán 336.000 empleos, cifra similar a la pérdida generada por el COVID-19. Además, el último informe del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) remarcó que en febrero el conjunto de personas con empleo asalariado registrado mostró una caída del 0,2%, lo cual se traduce en 16.000 personas menos con un empleo asalariado.
Los sectores que presentaron las mayores contracciones fueron: Construcción (-3,2%); Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (-0,5%); Transporte, almacenamiento y comunicaciones (-0,2%); e Industrias manufactureras (-0,2%).
“Nuestro país debe cuidar y sostener el empleo a la vez que invierte e incentiva la creación de nuevas empresas para generar más empleos de calidad. Sin embargo, en el marco de la caída del empleo, la actividad económica, la contracción del consumo y la caída del salario real, ¿qué incentivo hay para el surgimiento de nuevas empresas?”, enfatizó la ex Subsecretaria de Desarrollo Emprendedor en la gestión de Sergio Massa, Natalia Del Cogliano.
A tan solo 5 meses de la asunción del gobierno de Milei, estos números en rojo son alarmantes tanto para la recuperación y proyección de la economía argentina, como así también, para todos los trabajadores que se encuentran en un contexto de desprotección e inestabilidad a corto plazo.