El Concejo Deliberante de Perico es una vez más escenario de un escándalo político, con denuncias cruzadas de los distintos protagonistas.
Todo comenzó la semana pasada con la suspensión de la concejala Anahí Juárez, ex VÍA y actual PJ, por presunta indisciplina. La edil, que tuvo un polémico rol cuando se destituyó al ex intendente Luciano Demarco y hoy juega bajo el ala de Walter Cardozo, denunció que se trabaja de una «cuestión política» y que no la dejaron notificarse ni ejercer su derecho de defensa.
«Esto no se trata de mi suspensión, sino de la falta de institucionalidad que hay en Perico. Están disfrazando al decir que tuve una indisciplina reclamando lo que no es favorable para la gente, como los seis concejales que son funcionales al intendente y no trabajan para la ciudadanía», apuntó.
Esos seis concejales son Cristian Valdiviezo, Sergio Ríos, Miguel Farfán , Mónica Sánchez, Isamel Tacacho y Enrique Rojas, que votaron a favor de suspenderla de sus funciones a partir del jueves pasado. A partir de allí, Juárez explotó y buscó cosechar el apoyo del sector de Rubén Rivarola, que no suele esquivar el antagonismo con Guillermo Jenefes, salpicado por los dichos de la concejala.
Uno tras otro, los integrantes del Bloque Justicialista en la Legislatura salieron a solidarizarse con Juárez, aunque fue el propio Rivarola quien firmó una solicitada cuyo título es «Con la Democracia no se juega». Curioso apego por la institucionalidad de quien motorizó la destitución de Demarco de la mano de Walter Cardozo y el voto afirmativo de la propia concejala suspendida.
Lo concreto es que la presión del caudillo peronista comienza a hacerse sentir y miembros de su entorno ya dejaron trascender que recurrirán a la Justicia provincial. ¿En qué terminará el nuevo escándalo del Concejo Deliberante periqueño?