Al grito de este municipio es mío, Gustavo Posse designó como heredera a su hija Macarena y de esa manera la dinastía que lleva a San Isidro en sus manos podría continuar.

Luego de que se confirmara que sería compañero de fórmula de Diego Santilli, al barón del conurbano Gustavo Posse le tocó buscar un heredero al trono que ocupa la dinastía de forma ininterrumpida desde hace 40 años.

Con prácticas propias de la vieja política, el histórico intendente y, a su vez, dueño de una eterna dinastía que viene de la mano de su progenitor Melchor Posse, pensó en su hija Macarena, quién venía con un perfil muy bajo y debió ponerse en primer plano a pedido de papá Gustavo.

Los allegados a la familia dicen que Macarena tenía otros planes para su “futuro”, que incluso estaba embarcada en un viaje al exterior en busca de su propio camino. “Es una pena que un padre le corte las alas a su hija por una ambición personal” indica alguien de su entorno.

La realidad que la familia Posse viene desde hace 40 años en el poder, tan solo Melchor ejerció un total de cinco mandatos 1958-1962; 1983-1987; 1987-1991; 1991-1995; 1995-1999 para luego sumarse al equipo del ex presidente Fernando De La Rúa, el resto de los años los ocupó su hijo Gustavo.

Hoy Macarena deberá enfrentar dos peleas: una contra su principal opositor Ramón Lanús, que irá pegado a la lista de Patricia Bullrich en la interna de JxC, y el otro obstáculo de la hija de Gustavo es lograr ser lo que no quiere: Intendenta.

Por su parte, Ramón Lanús logró incomodar a la familia Posse cerrando un acuerdo macro con otras fuerzas que también vienen trabajando en el territorio de San Isidro, a eso se le suma la fuerza que le impulsa Patricia Bullrich, la referente que más mide en la zona norte.

El final del cuento del rey y la princesa quedará cómo una incógnita hasta que las urnas sean abiertas.

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